sábado, 3 de enero de 2015

Desmontando a la San Silvestre Vallecana


Tenía ganas de San Silvestre Vallecana, muchas, fue mi aspiración, mi reto, cuando me calcé por primera vez las zapatillas de correr allá por la primavera del ya año pasado, su fama, su recorrido, su historia me tenía cautivado y totalmente entregado a su causa.


Con esa mentalidad me presenté por la calle Concha Espina hora y cuarto antes de que se diera la salida, mi salida, a los que participan por primera vez o a los que lo hicieron ya antes pero en más de 60 minutos. El ambiente era tremendo, miles y miles de camisetas amarillas, miles y miles de runners como yo, quizás demasiados pensaba, no sabía hasta que punto me iba a dar la razón una hora después.


Tras calentar demasiado poco por culpa de los nervios me zambullí entre la marea amarilla y ahí mis temores se hicieron realidad, demasiada masificación, apenas te podías mover para atarte las zapatillas sin comerte el culo al de delante (perdonar por las palabras pero es tal cual), gente que delante mía se colaron a la Women Box, gente que eran hombres, barbudos y con pelo en las piernas, la seguridad brilla por su ausencia o por verse superados por tantísima gente. Los nervios se juntan con la indignación y con la preocupación de a ver como evoluciona este percal.


Finalmente salimos nosotros, la última oleada, consigo un buen sitio, me brillan los ojos y tengo la piel de gallina, parezco un pez globo y parece que lo peor ya pasó, subo por la Calle Concha Espina con el suficiente espacio para disfrutar de la carrera y de mi ritmo, esto va ser una gozada. Iluso de mi.


Bajo a un ritmo alto por la Calle Serrano, me encuentro a los primeros/as que ya van andando y aunque lo intento no termino de comprenderlo, yo voy a lo mío, estoy "on fire", trempao, 4,31 el primer km, 4,03 el segundo... hasta que de repente PUM, un muro, un muro de miles de personas, de gente con la camiseta amarilla y tramposos que va sin ella tras haberse colado, entre ellos la senadora del PP y ex atleta profesional Marta Domínguez (la costumbre será), de gente con zapatillas de correr y gente con patines, de gente parada haciéndose "selfies" a padres con niños en bicicleta, no entiendo nada, respeto a los que van a disfrutar pero ellos no respetan a los que queremos CORRER.



 No entiendo nada, no entiendo que una CARRERA  parezca un carnaval venido a menos, no entiendo como una marca puede pedir 20 euros por una inscripción y no tener una seguridad más eficiente y efectiva, no entiendo que permitan 40.000 corredores cuando en realidad somos 50.000 y no caben ni la mitad, no entiendo que tenga que llevar la camiseta que ellos quieran y que muy inteligentemente han decidido poner el dorsal grabado y en la parte frontal, no entiendo que haya una carrera PRO y otra popular y que en la popular ganen PROS. No entiendo que no haya zonas de avituallamientos, ni premios en metálico para los ganadores, pobrecitos no tendrán dinero.


Voy de nuevo "on fire" subiendo la Avenida de la Albufera pero esta vez de rabia pensando todo esto e intentando no comerme al globero que está delante mía con traje, corbata y zapatos (tal cual), intento evadirme mirando a los lados y disfrutar de las maravillosas calles de Madrid por la noche y del público. Esa infinidad de gente y más gente, de abuelos padres y niños que nos miran como si fuéramos los Reyes Magos cuando les chocas las manos, ellos, solo ellos hacen de esta carrera algo verdaderamente especial. Me emociono.



Finalmente llego a la meta en 48 minutos y 5 segundos acabo agotado pero contento por la marca, rápidamente me quito el chip de la zapatilla para dárselo a la organización pero va a ser complicado, no es hasta un kilómetro más adelante cuando por fin puedo hacerlo, lo que mal empieza y mal sigue peor acaba.


Camino a casa voy pensando que esta carrera tiene más fama de la que se merece, que en otros tiempos pudo ser algo extraordinario, festivo y a la vez deportivo pero en el momento que vendieron su alma al diablo (a Nike) dejó de ser lo que un día fue. Su filosofía natural está ahogada bajo el yugo de la tiranía de una marca comercial. Y cada año va e irá a peor.


Pero aquí no acaba la cosa, al comprobar las clasificaciones me indigno aún más cuando veo que las posiciones están en orden de llegada natural y no de tiempos, que los que salieron 30 minutos antes que yo están por delante mía aunque lo hicieran en 5 minutos más, para chasco, ¿Qué sentido tiene? demasiado trabajo organizar a 40.000 personas, de aquellos barros vienen ahora estos lodos. Game Over San Silvestre Vallecana.




@SergiTriax

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