lunes, 27 de octubre de 2014

Sacando brillo al mito

Mañana inolvidable junto a @valentisanjuan y @MerceYellow en El Retiro

Siempre leí o escuché que a los ídolos es mejor no conocerlos, que debemos dejarlos pegados en la pared y no bajarles de ahí ni quitarles el celo que los sujeta ni tampoco el aura que les adorna.

Es desgraciadamente habitual que tus expectativas sean tan altas, esté tan mitificado que al conocerle te lleves una profunda decepción. Quizás porque es más antipático que lo que su imagen pública quiere transmitir o porque simplemente te lo esperabas más alto y más guapo.

Valentí Sanjuan no es un ídolo al uso, no, no gana maratones ni Ultra trails. Res de res. Tampoco sale en la prensa deportiva general ni en la específica, mi admiración hacia él tampoco va porque haya terminado el Ironman de Lanzarote ni el Ultraman de Gales, ni porque haya corrido por el desierto y tampoco por casi dejarse la vida en un lugar inhóspito de la piel de toro intentando llegar a Lisboa con una BTT sin parar. No, nada que ver.

Huelga decir que por alto y por guapo tampoco es, yo a Valentí le "conocí" por casualidad, por recomendación de mi primo Jose Miguel (@Acartonao) que me dijo que viera a un loco que hacía locuras...y las grababa. Pronto me enganché, ver sus vídeos antes de irme a dormir se convirtió en una cita ineludible. Fuente de inspiración. 
Era alguien especial, su forma de transmitir unos valores y amor al deporte que comparto hizo que algo dentro de mi saltara como un resorte. 

Gracias a él y a su positividad conocí a un Sergio distinto, más fuerte, más constante, gracias a él lloré de emoción al ver el documental del #CaminoDeSanjuan, me reí con sus peripecias por el mundo o me enfadé con la mala suerte que tuvo en su fallido intento de hacer la Ion4Madrid-Lisboa.
Foto para la historia con @Valentisanjuan y @Reto21K
Me convertí rápido en su fan número 1 (eso decimos todos los fans), me compré su puff Sanjuanero, su libro, escuchaba su playlist de Spotify mientras iba corriendo, le seguía diariamente por Youtube y por Twitter (@Valentisanjuan) y por Facebook y por Instagram... Vamos que solo me faltaba conocerle y lanzarle un sujetador.

Tuve la ocasión de conocerle, no de lanzarle el sujetador el día 24 de Octubre gracias a Ironman Recovery y pude sacarle brillo al mito. Pude comprobar que en las distancias cortas gana, que no es un producto de marketing ni prefabricado sino alguien normal, jodidamente corriente, un tipo que cuando te da la mano te mira a los ojos y cuando te dedica una firma en su libro no se limita a escribir un garabato sino que te escribe una parrafada. Una maravillosa parrafada. 


Dedicatoría de @ValentiSanjuan en su libro del #CaminoDeSanjuan


A la mañana siguiente corrí con él (y con unas 200 personas más) en El Retiro, comprobé que mi sentimiento de admiración hacía él era algo que compartía con mucha gente, que a los corredores normales nos gusta la gente normal aunque en su tiempo libre hagan cosas realmente extraordinarias.

GRACIAS SEÑORA.


P.D: Después de haberla visto el día del entrenamiento y sobretodo haber podido charlar con ella unos minutos en el coloquio de Ironman Recovery puedo asegura que si mi impresión de Mercè Sanjuan era buena ahora es inmejorable. Cercana y
divertida tanto en las redes sociales como en persona. Es mucho más que "la hermana de Valentí", sus aventuras deportivas lo demuestran, su forma de ser lo confirma. Sello Sanjuanero. No cambies compañera. 

Persona muy especial esta @MerceYellow

@SergiTriax

martes, 7 de octubre de 2014

Mi primera vez

Dicen los más románticos que la primera vez siempre es la más especial, en cambio los más pragmáticos aseguran que es la peor de todas, después de haber disputado mi primera duatlón puedo asegura que ambas afirmaciones son inexorablemente ciertas.

En la mañana del 5 de Octubre las dudas me asaltaban por todos los lados, ¿Lograré acabar? ¿Me equivocaré de bicicleta en la zona de transición? ¿Sabré ponerme yo solo el jodido dorsal? ¿Me llevo los cascos? ¿Y el puff Sanjuanero? ¿Empiezo a machete o dosifico? ... no me podía parar quieto, no podía desayunar como Dios manda, o como mandan los cánones del buen atleta popular.

Dan las 9 de la mañana, he quedado con mi primo Jose Miguel (@Acartonao) y en cuanto le veo siento un poso de tranquilidad, de que ya no estoy solo, de que todo va ir bien, de que cuando más bajo esté de moral y fuerza él me ayudará. Para empezar me lleva él la bicicleta mientras nos dirigimos al lugar de la salida. Mientras le cuento mis temores y expectativas llegamos a la zona de reparto de chips. Número 250 Sergi González...agarro la bolsa y busco a Jose Miguel como un yonki busca la droga, hay un montón de dorsales y entre mis nervios y mi grosera falta de maña no consigo sacar nada en claro ni por donde empezar. 

Al final con mucha ayuda y no menos paciencia consigo tener todo en su sitio, dorsales en la camiseta, en el casco, el chip en el tobillo derecho, la bicicleta en su sitio...

Me empiezo a tranquilizar, veo a Elena, Vanesa, Tamara, Diana...compañeras del Club Atletismo Mejorada. Me animan, me apoyan, el naranja une y para mi es un orgullo representar a esta familia por primera vez.

Con puntualidad suiza a las 10 de la mañana da inicio la II duatlón Mejorada del Campo, me coloco demasiado atrás en la salida y me cuesta ubicarme en los primeros metros, el Spotify no me va y no consigo ver a Jose Miguel entre el público, pues empezamos bien. Cojonudo.

La rampa de la Avenida Pablo Iglesias nos da la bienvenida, los cuerpos se empiezan a retorcer, yo me siento fuerte, adelanto a varios atletas y me pasan otros tantos, me lo paso bien, disfruto de competir por el mismo suelo que entreno día sí día también.
Los kilómetros
pasan y el cansancio se va acumulando en mis piernas, el circuito es un jodido tobogán y los músculos sufren tanto como la cabeza, estoy deseando acabar y subirme a la bicicleta.
Son los gritos de ánimo de mi primo los que me dan fuerza para luchar un poco más "Vamos Sergiiiiii, dosifica, dosifica!!".

La transición a la bicicleta fue más o menos bien, tranquila, me cuesta meter el pie derecho en el pedal por los nervios pero finalmente consigo hacerlo y me digo a mi mismo que es momento de pasárselo bien, de descansar y de beber agua. Por los cojones. La gente me empieza a pasar como aviones, como si no hubiera un mañana, chicos, chicas, bicicletas pro, bicicletas de montaña... de repente me viene a la cabeza los entrenamientos específicos que hice con mi querida bici de carretera: Cero, cero patatero.
Sufro, sufro mucho,el golpe moral que estaba padeciendo hacía que los 15.4 km parecieran de repente 100, tengo un gel en el bolsillo del pantalón pero no me lo tomo, tengo el estómago cerrado.
Ya había perdido la cuenta de todos los que me habían pasado cuando me fijo que voy "solo", nadie por delante, nadie por detrás...eso corriendo es una faena, en bicicleta tu sentencia final. No encuentro el ritmo, me agobio y como era de esperar me acaban alcanzando más gente, los últimos dos hombres que tienen buena pinta y mejor paso, es la última vuelta y decido que tengo que irme con ellos ya hasta el final, sufro como un demonio pero lo consigo, llego de nuevo a la zona de transición deseando correr los últimos 2.5 kilómetros, craso error.

Al bajarme de la bicicleta no siento las piernas, delante tengo a Jose Miguel animándome móvil en mano " Sergio ¿Cómo vas? ¿Estás bien? dime algo primo..." yo apenas puedo balbucear que no sé como voy a correr si parece que mis piernas se han olvidado de andar, me siento como Josef Ajram en Informe Robinson. Grabando mis penurias.
Después de dejar la bici donde puedo, me pongo a correr, un paso detrás de otro, mis gemelos me dicen que ya vale por hoy pero les insisto y el resultado es un parecido dantesco con Chiquito de la Calzada. Todo esto ocurre donde más gente hay. Una risión vamos.

Vuelvo a enfrentarme por última vez a la cuesta Pablo Iglesias y veo que la dureza de la prueba hace mella en todos, empiezo a pasar a zombis disfrazados de runners, otros con menos suerte ya se han retirado, no les culpo, esto es demasiado. A falta de un kilómetro me encuentro con
una chica que me comenta que ella hace carreras en montaña pero que esto es aún más duro, la miro y pienso que como apoyo moral no tiene precio. Pronto la dejaría atrás.

Ya veo la meta, la de verdad, la final, acelero el ritmo como puedo para llegar de la manera más honrosa posible, hay mucha gente gritando pero escucho una voz por encima de todas "VAMOS SERGIO, VAMOS, VAMOS CAMPEON!!!!" Es mi primo quien se deja la garganta y soy yo quien se siente en deuda, sin él quizás habría llegado, quizás no, pero seguro que hubiera sido mucho peor. Mucho más duro, menos gratificante. Cruzo la meta y nos abrazamos, lo había conseguido, lo HABIAMOS conseguido. Me siento en paz conmigo mismo, me prometo que nunca más volveré a esta tortura, iluso de mi, a los 5 minutos ya estoy pensando en como mejorar en el tramo de la bicicleta, en que estrategia utilizar corriendo, en que ropa debo comprarme para ir más cómodo...
Pero todo eso ya será el año que viene, no será tan especial pero seguro que sí mejor. Gracias primo.

Resultado final:
300 participantes, 258 finisher, 175º mi puesto final, 1 hora 16 minutos y 18 segundos de competición.
Parcial 1, 5 km corriendo: 24` 27``
Parcial 2, 15.4 km en bicicleta: 37` 28``
Parcial 3, 2.5 km corriendo: 14` 22``

@SergiTriax